» Lo hice todo por el (ella, ellos) »
Que pasa cuando lo das todo por alguien
Es un comentario que escucho muy seguido que expresa mucha rabia y decepción, ya sea de parte de los padres, de ex-parejas, de amigos o de hijos adultos » Lo hice todo por el (ella, ellos) » y ahora los ignoran.
Si, a todos nos pasa eso de querer ayudar tanto a una persona que nos desgastamos por dar tanto, demasiado diría yo. Tomamos a la otra persona a cargo, pensamos por ella, decidimos por ella, la protegemos de todo y todos, le damos muchos regalos, muchas sorpresas y le hacemos favores hasta mas no poder.
Nos entregamos sin contar nada, y eso esta bien. Sin embargo, entregarnos todo el tiempo sin contar nada nos impide ver que tal vez la otra persona no necesita tanto de nosotros, no necesita todo eso que le estamos ofreciendo. Quizás se este aprovechando de nosotros o por el contrario le gustaría poder hacer las cosas por si sola. Tal vez se siente con una gran deuda hacia nosotros y eso crea un desequilibrio e incomodidad en la relación.
Que pasa cuando lo das todo por alguien
Decir » Lo hice todo por el (ella, ellos) » es como decir »yo lo ahogaba». La verdad es que corremos el riesgo de ahogar al otro, su personalidad, lo que quiere y lo que no, invadimos su espacio porque creemos que hacemos bien…pero luego nos impresionamos ante su desprecio, es un instinto de sobrevivencia que tenemos todos: frenar a los demás cuando sentimos que van muy lejos.
Por darle demasiada atención a la otra persona, nos olvidamos de lo que estamos sintiendo, nuestros propios deseos y necesidades. No vemos la pequeña tristeza que va creciendo poco a poco en nosotros, porque queremos llenarlo todo con esa persona. Esa tristeza puede transformarse en rabia, odio rencor y de pronto un día explotamos y se derrumba la relación.
Olvidamos escucharnos a nosotros mismos, a nuestro corazón y las necesidades de nuestra alma. A veces llegamos al extremo de cambiar completamente nuestra esencia con tal que nos amen. Todo eso sucede de manera inconsciente obviamente, pero si tuviéramos la valentía de observar bien esas relaciones en las que nos sentimos inconformes te darías cuenta que muchas veces son aquellas en las que hemos dado mucho y que hemos recibido muy poco.
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Si creemos que haciendo mas por los demás nos amaran mas, nos metemos automáticamente en un circulo vicioso sin fin, donde tendremos la impresión de que tendremos que hacer cada vez mas para »mantener» el amor de la otra persona y si hacemos menos nos da la impresión de que la otra persona nos quiere menos..Pareciera una relación comercial: Si yo te doy, me quieres y si no te doy ya no me quieres…definitivamente es puro chantaje.
Si nos encanta dar tendremos que aprender también a recibir. Si escuchamos nuestro corazón, nuestros limites, entonces podremos dar sin medida porque habremos aprendido a darnos a nosotros mismos también y recibir lo que los demás tienen ganas de darnos.
Nuestro amor por los demás debe reflejarse en autonomía, dejarle su espacio y su derecho a equivocarse también. La mejor manera es amar siendo en vez de amar dando.
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